La Chica Danesa es una película bonita, simplemente bonita.
Y es que en mi opinión te deja con muy buen sabor de boca y es estéticamente maravillosa, lo que seguramente decepcione al espectador que pretenda encontrar la carga emocional y dramática que conlleva el tema principal del que trata, la transexualidad.
Resulta una historia superflua, en la que existe una carencia en la complejidad y sufrimiento de los personajes, e incluso falta de transgresión en el relato. Es cierto que el personaje de Lili Elbe (Eddie Redmayne) desprende ternura, inspiración y valentía al romper todas las barreas convencionales. Pero, ¿dónde está la verdadera agonía de una persona que se encuentra presa en sí misma?
La Chica Danesa no es más que el relato de una historia de amor, basada en hechos reales, pero que no va más allá. No profundiza en el verdadero drama, sino que se queda en el relato, y eso es lo que en mi opinión hace que este film de Tom Hooper (El Discurso del Rey, Los Miserables) no llegue a calar del todo.
Por lo tanto, que el espectador no espere encontrar una película desgarradora, agónica ni controvertida. Todo lo contrario. Como he dicho al principio es una película bonita.
Principalmente porque es muy positiva, a pesar de la situación tan dramática. Independientemente de las circunstancias, la sonrisa de Lily relega siempre cualquier posible escenario angustioso. Así mismo, no existe soledad ni desamparo por parte de su entorno, siendo su mujer Gerda (Alicia Vikander) la persona que más apoyo le da.
Precisamente, el personaje de Gerda es quizás el más sufrido y afligido de la historia, puesto que antepone la felicidad del que alguna vez fuera su marido al suyo propio, todo por conseguir su bienestar y realización personal. Pero incluso hasta el final, presenta una posición de generosidad y coraje que para algunos puede ser digno de admiración y para otros muy poco creíble.
Al margen de los aspectos más intrínsecos de los personajes, Vikander logra sorprender con su frescura y lo bien que parece desenvolverse en el papel, mientras que Redmayne convence. Tal vez sea su sonrisa, la caracterización, los dotes de actor o un conjunto de todo, pero logra ejecutar el personaje aún a falta de brillar (probablemente debido al escaso ahondamiento que se hace del personaje de Lili).
Los aspectos más técnicos del film influyen también en la construcción de esta percepción positivista, esencialmente en la magnífica banda sonora (compuesta por Alexandre Desplat – Philomena, Descifrando Enigma), la puesta en escena así como en la fotografía. El uso de tonos grises y azules del inicio entra en choque con el color fuego del pelo y labios de Lili, lo que va haciendo que despierten las tonalidades a lo largo del film, jugando así con el desarrollo del relato.
La Chica Danesa es una película ligera, sin excesos. No es ninguna reivindicación, no trata la polémica ni el dolor, sólo cuenta la historia de cómo una mujer atrapada en el cuerpo de un hombre dio un paso hacia delante cuando ningún otro se había atrevido antes. Eso es lo insólito, lo demás es adorno.
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